La puesta en escena de los conciertos de 50 palos es en un escenario limpio, presidido por un piano de cola a un lado y un set de percusión y el cantante al otro. Detrás, elevados por una tarima, el violonchelo y el contrabajo. Todos ellos acompañados por mini-películas creadas especialmente para cada canción proyectadas en una gran pantalla.
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