A la Ministra de Sanidad, Mónica García

Javier Jiménez, Jefe de Servicio de Oftalmología (HUBU)
30/01/2025 - 18:09h.

Lamentablemente se ha confirmado que es una propuesta oficial de su ministerio. En dicho proyecto de ley hay bastantes desatinos, pero como quien "mucho abarca, poco aprieta" voy a comentar el Artículo 36. Supuestos de incompatibilidad sujetos al interés público en el que se prohíbe a los Jefes de Servicio tener actividad en el sector privado.

Considerar que la calidad asistencial de una Jefa/e de Servicio o bien de una médica/o depende de si tiene, o no, actividad privada, es una auténtico disparate. En una sociedad libre, el tiempo libre lo gestiona cada ciudadano como considere, por tanto, lo puede emplear en tocar el oboe, jugar al dominó, ser activista LGTBQ+, pintar al óleo, aprender cocina tailandesa..., o tener consulta médica privada. En una sociedad libre la asistencia médica privada es tan necesaria como la sanidad pública. Usted y sus múltiples asesoras/es están instalados en unas cenizas ideológicas que justifica la intromisión en la vida privada de los ciudadanos y en este caso de las médicas/os.

En diferentes artículos de su propuesta de ley se insiste en la no discriminación por razones de sexo, creencias religiosas, raza..., por lo que les propongo incluyan en este apartado la no discriminación por tener actividad privada. También en el Artículo 107, apartado 2 A la presunción de inocencia, por lo que le solicito no prejuzgue comportamientos en las compañeras/os que tienen actividad privada.

Debido a que somos colegas, usted anestesióloga y un servidor oftalmólogo, tenemos un vínculo de fraternidad por el cual me permito hacerle el siguiente comentario, por una amable ventura del destino, soy Jefe de Servicio de Oftalmología en el HUBU, cualificación profesional de la que estoy bastante satisfecho. No tengo actividad privada, en gran medida, por dos motivos: pereza y cobardía. Iniciar la actividad privada en mi especialidad supone una inversión de dinero muy considerable de la que no se tiene ninguna garantía de recuperación y también le confieso, con cierto rubor, que quizá me falte capacidad de trabajo.

El difícil y complicado trabajo de nuestros gobernantes debiera ser promocionar virtudes y comportamientos que mejoren las necesidades de los ciudadanos, por lo que me permito un último consejo, rectificar es de sabios.