La infección por gripe y su comorbilidad asociada representa un problema de salud pública que se repite año tras año y que este año tiene un protagonismo especial con la convivencia con la Covid-19.
La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) ha aconsejado la vacuna contra la gripe para mejorar el control de los eventos cardiovasculares y respiratorios en relación con la infección gripal.
Y es que, la infección por gripe y su comorbilidad asociada representa un problema de salud pública que se repite año tras año y que este año tiene un protagonismo especial con la convivencia con la Covid-19.
Por ello, y coincidiendo con el inicio de la campaña de vacunación en la gran mayoría de comunidades autónomas, ocho sociedades científicas, entre ellas SEPAR, se han unido para elaborar un libro que analiza la relación entre la gripe y los eventos cardiorespiratorios.
El trabajo, titulado 'Gripe y eventos cardiorrespiratorios: una revisión clínico-epidemiológica multidisciplinar', resume la evidencia actual sobre la relación entre la infección por gripe y las enfermedades cardiorrespiratorias, aporta datos para resaltar la importancia de la vacunación frente a la gripe, especialmente en esta población con enfermedades crónicas subyacentes y reclaman la necesidad de una mayor tasa de vacunación especialmente en la población de riesgo.
La gripe es una enfermedad que afecta a más de 1.000 millones de personas en todo el mundo cada año, y se ha demostrado que la infección por gripe no solo puede descompensar a pacientes con patologías crónicas previas, sino que, además, puede desencadenar la aparición de novo de eventos respiratorios y cardiovasculares.
El aumento de la población de edad avanzada y, consecuentemente, el incremento de las comorbilidades asociadas a la edad con enfermedades crónicas como el asma, la enfermedad coronaria, la bronquitis o la enfermedad cerebrovascular, contribuyen a convertir a la gripe en un problema de salud pública, con un enorme coste social y económico.
En el libro se señalan algunos datos que avalan una asociación clínicamente significativa entre la gripe y los acontecimientos cardiorrespiratorios. Respecto a los acontecimientos respiratorios, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hasta 650.000 personas murieron debido a enfermedades respiratorias asociadas a la gripe, como la neumonía y la bronquitis, en 2017.
La infección por gripe es también una causa importante del exceso de mortalidad y morbilidad en personas con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o asma, llegando incluso a afectar la progresión de la enfermedad y la frecuencia de exacerbaciones.
Además, las personas con EPOC tienen un aumento del riesgo de hospitalización relacionada con enfermedades respiratorias durante los brotes de gripe, independientemente de la edad y el grado de morbilidad. En cuanto a los cardiovasculares, el riesgo de un infarto de miocardio o de un accidente cerebrovascular aumenta significativamente en temporada de gripe, incrementándose el número de hospitalizaciones por causas cardiovasculares.
Así, estudios recientes han demostrado que la infección por el virus de la gripe aumenta entre seis y diez veces el riesgo de sufrir un infarto de miocardio, y entre tres y ocho veces el riesgo de accidentes cerebrovasculares. "La evidente relación entre la infección por gripe y las enfermedades cardiorrespiratorias refuerzan la necesidad de medidas que mitiguen la incidencia de la infección por el virus de la gripe", han dicho los expertos.
En este sentido, los autores del libro han comentado que las medidas preventivas adoptadas frente a la reciente pandemia por COVID-19 pueden contribuir a reducir los casos de gripe este año en comparación con temporadas previas. Sin embargo, consideran que la manera más efectiva de prevenirla es mediante la vacunación gripal anual y es su recomendación.
La efectividad global de la vacuna frente a la gripe se sitúa alrededor del 65 por ciento, dependiendo de múltiples factores, como el grado de concordancia entre las cepas presentes en la vacuna y las cepas circulantes ese año, el tipo de vacuna o la vía de administración, entre otras características.
Además, las vacunas antigripales inactivadas presentan excelentes perfiles de seguridad y los acontecimientos adversos, cuando aparecen, suelen ser locales o leves. A pesar de su disponibilidad y de las recomendaciones que se lanzan todos los años, las tasas de vacunación no son muy altas en España.
Según los datos del Ministerio de Sanidad, en la campaña de 2018-19, la cobertura en mayores de 65 años varió entre el 49 y el 65 por ciento, dependiendo de las comunidades autónomas, y fue del 17-30 por ciento entre los 60-64 años en las comunidades que la administraban a este rango de edad.
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