El CENIEH colabora en un proyecto internacional que investiga los primeros asentamientos humanos permanentes y su impacto ecológico en esta isla italiana, a través de la arqueología submarina y el estudio de cuevas costeras
Sicilia, una de las primeras islas del Mediterráneo en ser ocupada por poblaciones humanas de manera permanente, continúa desvelando sus misterios a través del proyecto EOS (Early Occupation of Sicily), dirigido por Ilaria Patania, de la Universidad de Washington en St. Louis, en el que participa Ignacio A. Lazagabaster, investigador del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH).
El objetivo de este proyecto internacional es identificar a los primeros individuos que llegaron a la isla, determinar la primera comunidad estable y analizar su impacto en el entorno. Para ello se centra en el estudio de sedimentos arqueológicos encontrados tanto en cuevas como en refugios rocosos de las zonas costeras del sur de Sicilia, incluyendo varios yacimientos submarinos que requieren de métodos de excavación subacuática.
Los hallazgos iniciales se han publicados en la revista PLOS ONE, destacando el descubrimiento de 25 cuevas y refugios, algunos redescubiertos tras haber sido identificados inicialmente entre 1870 y los años 1990; además de la localización de tres nuevos yacimientos con sedimentos arqueológicos de gran potencial.
Los investigadores están reevaluando antiguas teorías sobre la llegada de los primeros humanos a Sicilia, cuestionando si la falta de tecnología adecuada para la navegación o simplemente la falta de recursos evidentes podrían haber desalentado los asentamientos tempranos.
Y es que, a pesar de la evidencia que sugiere una ocupación humana relativamente tardía, hace alrededor de 17.000 años, el proyecto explora la posibilidad de que Sicilia haya sido habitada mucho antes, considerando que las poblaciones humanas ya habían llegado a regiones remotas como Siberia, hace 45.000 años, y Australia hace entre 45.000 y 65.000 años.
El equipo del proyecto que incluye arqueólogos, geólogos, paleontólogos, y submarinistas, está investigando también los impactos de los primeros habitantes humanos en el ecosistema de la isla, examinando desde coprolitos de hienas del Pleistoceno hasta cambios en la ecología insular que podrían haber llevado a extinciones de especies. Este esfuerzo multidisciplinario busca no solo entender cuándo llegaron los humanos a Sicilia, sino también cómo su llegada alteró el medio ambiente insular.
"Abordamos la investigación desde un enfoque integral que no solo nos permita expandir nuestro conocimiento sobre la prehistoria de Sicilia, sino también involucrar a la comunidad local, utilizando la isla como un laboratorio natural para estudiar los efectos ecológicos de los asentamientos humanos antiguos. Con el tiempo, esperamos reconstruir no solo los tiempos de ocupación humana, sino también cómo estos primeros sicilianos interactuaron con su entorno y respondieron a eventos naturales como cambios climáticos y terremotos", explica Ignacio A. Lazagabaster.