Todo sigue igual. El Burgos CF sigue sin mostrar mejoría y no pudo sacar la victoria ante un Racing Ferrol muy pobre, que solo tiró una vez a puerta y que en el tramo final pudo incluso salir victorioso de El Plantío.
Los primeros 30 minutos del cuadro castellano fueron muy buenos, viéndose a un equipo activo y con mordiente, aunque con falta de pegada. Borja Sánchez abrió el marcador con un derechazo desde la frontal, y a partir de ahí, el conjunto de Bolo desapareció hasta el punto de encajar gol en un error grosero de la defensa que dejó a Geraldo solo frente a Cantero. En la segunda mitad no hubo orden ni lógica, cada cambio del Burgos CF provocaba un cambio de sistema distinto que no beneficiaba al juego y los jugadores corrían perdidos por el campo, cometiendo imprecisiones que pudieron costar muy caro. Nada cambia, ni los malos resultados ni la imagen de un equipo que atraviesa un bache que cada jornada se hace más hondo.
El partido comenzó con un Burgos CF muy intenso, que no dejaba salir cómodo a un Racing Ferrol que acusaba mucho la presión burgalesa. Aun así, al equipo burgalés le faltaba algo más de chispa en la definición, y tuvo su primera clara ocasión a los 18 minutos en un error del guardameta Jesús Ruiz que no supo aprovechar Iñigo Córdoba.
El Burgos CF era claro dominador pero seguía impreciso y no culminaba sus jugadas de peligro. El encuentro estaba atascado hasta que de pronto, en una jugada sin excesivo peligro, una gran triangulación entre Arroyo y Curro terminaba con el derechazo desde la frontal de Borja Sánchez para establecer el primer gol del partido.
El tanto del Burgos CF dio alivio al equipo y afición, aunque pronto el cuadro gallego adelantó sus líneas e hizo sufrir a una zaga burgalesa que da síntomas de inestabilidad y poca contundencia.
Y es que cuando el partido parecía controlado y abocado al descanso con victoria burgalesa, en el único tiro a puerta del conjunto ferrolano, Gelardo cogía la espalda de la defensa y batía a Cantero para devolver las tablas al marcador. Con estos ánimos se llegaba al intermedio.
La segunda mitad comenzó casi igual que la primera, con un Burgos CF renovado que volvió a llevar el dominio del partido, aunque poco determinante en las áreas. Lisandro remato un saque de esquina que terminó golpeando en el larguero; y el Racing Ferrol respondió con un buen contragolpe que no supo culminar Giménez.
El marcador no se movía y el Burgos CF comenzaba a entrar en los minutos del nerviosismo, donde cualquier error se pagaba muy caro y la impotencia de querer ganar generaba imprecisiones que no ayudaban en la construcción de la jugada.
Bolo quemó sus últimas piezas con la entrada de Thomas y Edu Espiau, que sumado a Curro y Fer Niño en el terreno de juego, todo hacía esperar un último empujón hacia la victoria, pero nada más lejos de la realidad, resultó ser todo lo contrario, dejando muchos espacios atrás que el equipo ferrolano pudo aprovechar y por suerte no acertó.
Así concluyó el encuentro, con la sensación de querer y no poder, pero sobre todo con la imagen de un Burgos CF al que le cuesta estar ordenado y ser contundente en las áreas. El equipo burgalés no tiene un plan de juego definido y se aprecia en los jugadores que el factor anímico por las últimas derrotas está pasando factura también en el juego, poco vistoso, muy ansioso y con excesivos fallos de bulto.
El encuentro ante el Elche se considera clave para el equipo blanquinegro, donde deberá al menos sumar si no quiere verse abocado a una dinámica que comienza a ser muy preocupante y cada más difícil salir de ella. Será el próximo domingo, a las 16:15 h, desde el Estadio Martínez Valero.