Prometido en matrimonio a la infanta Isabel, hija de Alfonso VII. el rey francés vino a Burgos, entonces capital del reino, hacia 1153. A oídos del monarca galo había llegado el rumor calumnioso que la que luego sería su esposa era fruto de las relaciones del rey con una barragana, no hidalga y si mujer vil. Tras triunfar la verdad sobre la mentira, Luis VII quedó impresionado de la grandeza de la Corte castellana congregada en la capital de Castilla.