"Primero el país, después el partido y, por último, uno mismo". Con esta "declaración de principios" comenzaba el comunicado con el que el secretario autonómico del PSOE, Luis Tudanca, respondía a la decisión de Ferraz de suspender la convocatoria de elecciones primarias que el Comité Regional del PSOE había aprobado 24 horas antes a propuesta del máximo dirigente de los socialistas de Castilla y León. Considero de aplicación aquello de "excusatio non petita, acussatio manifesta", ya que, a poco que se analice la trapacera convocatoria de esas primarias, la actuación del máximo dirigente socialista en Castilla y León se atiene sin duda a otro orden de prioridades. "Primero yo, después Luis y, por último, Tudanca".
Debo reconocer mi error al creer que el todavía secretario autonómico del PSOE era consciente de estar completamente amortizado en ese cargo. Las razones que hacen imprescindible su relevo son apabullantes. La primera podría ser que está agotando su tercer mandato, con el que está a punto de cumplir 10 años en esa responsabilidad. Esa no tendría que ser necesariamente una razón incapacitante, pero en el caso de Tudanca el problema radica en que, desde su última derrota electoral (autonómicas adelantadas por "Fonsi" Mañueco celebradas el 13 de marzo de 2022), su gestión ha sido desastrosa.
Tras esa derrota, su primera reacción fue la de amagar con echarse a un lado y dejar paso a una renovación. Pero aquello quedó en un espejismo. Muy pronto se lo pensó mejor o fue disuadido por su interesado entorno, y de abandonar, nada de nada. Y desde entonces Tudanca no ha levantado cabeza, incurriendo en una cadena de errores -alguno no forzado, como el de expulsar de la dirección del grupo parlamentario a la numero dos del PSOE leonés, Nuria Rubio, en un particular ajuste cuentas con el secretario de los socialistas leoneses, Javier Cendón- a la que se han sumado los escabrosos casos protagonizados por los procuradores socialistas Ángel Hernández y Juan Luis Cepa.
Entretanto, Tudanca ha ido perdiendo apoyos fundamentales para poder mantenerse en el cargo. Con la fulminante destitución de Rubio, además de elevar a público el soterrado enfrentamiento con la dirección del PSOE leonés, el secretario autonómico no hizo otra cosa que agravar la fractura interna en el seno de los socialistas leones. Para entonces ya eran conocidas sus diferencias con el secretario provincial de Valladolid, Óscar Puente, quien, antes de ser ministro, cuando solo era alcalde, ya había criticado con dureza la línea de oposición a la Junta seguida por Tudanca. (Con ocasión del reajuste en la dirección del grupo parlamentario motivado por la salida de Hernández, que hasta su relevo ocupaba la secretaría, Tudanca estuvo tentado de cargarse también a la vallisoletana Patricia Gómez, pero ahí se lo pensó dos veces y se echó atrás temeroso de la previsible reacción de Puente ante semejante provocación). Y por si fuera poco lo anterior, Tudanca, en su día sanchista hasta la médula, había perdido la confianza de Ferraz, como se ha puesto de manifiesto a raíz del frustrado golpe de mano con el que el todavía secretario autonómico ha intentado dificultar la génesis de una candidatura alternativa que le cierre el camino de un nuevo mandato.
Confieso que no pensaba que Tudanca había perdido el oremus hasta el extremo de echar un pulso a Ferraz forzando la convocatoria extemporánea de unas primarias en un intento desesperado de aferrarse al cargo a cualquier precio. Pese a esa desastrosa trayectoria de estos dos últimos años, nunca pensé que el todavía secretario autonómico llegaba a su actual grado de ceguera. No digo que en su descargo, pero también es cierto que Tudanca ha estado muy mal acompañado en el "minarete" de la Ejecutiva Regional, sobre todo después del traslado a Madrid (dirección general de Protección Civil) de la numero dos, Virginia Barcones, a raíz de su intempestivo relevo al frente de la Delegación del Gobierno. En su momento afirmé aquí que al secretario autonómico le iría mejor haciendo menos caso a la numero tres, la secretaria de Organización, Ana Sánchez, y más a la numero dos. No ha sido así y así le ha lucido el pelo. Normal, cuando además de estar mal acompañado en el "minarete", se está pésimamente asesorado por un equipo de comunicación de una incompetencia supina.
Vista la reacción del propio Tudanca y de la mencionada Sánchez ante la desautorización federal, se diría que Ferraz ha impedido el derecho de la militancia a elegir mediante primarias al líder del PSOE en Castilla y León.
Así, después de afirmar que acata la decisión de Ferraz, el todavía secretario autonómico señala en su comunicado que "hoy se la ha impedido ejercer (a la militancia) suspendiendo las primarias". Y este mismo lunes insiste en ese argumento en declaraciones a "El País" . Por su parte, la todavía secretaria de Organización se permite calificar, muy torera ella, de "tamaño despropósito" dicha suspensión y clama desde su cuenta en X: "¡Devuélvanle la voz a la militancia ya!". Vivir para ver. Ella, que lleva lustros haciendo mangas y capirotes en el PSOE de Castilla y León y sobre todo en el de Zamora... La realidad es justamente la contraria: Ferraz lo que ha hecho ha sido preservar la limpieza e igualdad de oportunidades, suspendiendo una convocatoria que, además de interferir en el proceso previo al Congreso Federal, pretendía dificultar la presentación de candidaturas alternativas que permitieran renovar el partido en esta comunidad. Y las primarias se celebrarán aquí exactamente igual que en las demás comunidades, esto es, después del cónclave federal.
El que fuera secretario autonómico y después secretario federal de Organización, Óscar López, ha respaldado la suspensión adoptada por Ferraz, agudizando con ello aún más el aislamiento de Tudanca. Eso de andar como pollo sin cabeza, que, remedando a John Benjamín Toshack, viene atribuyendo el ahora ministro a Alberto Núñez Feijóo, bien pudiera aplicarse a Tudanca, quien por cierto llegó en su momento a la secretaría autonómica del PSOE encabezando una candidatura urdida en la sombra por López para desalojar como fuera al palentino Julio Villarrubia, al que profesaba una inquina personal de la que dejó constancia en un miserable mensaje en Twitter).
Precisamente por esto último puede resultar paradójico que la alcaldesa de Palencia, Miriam Andrés, mano derecha de Villarrubia, haya sido la única dirigente provincial que ha criticado públicamente la decisión de Ferraz. (Pese a su estrecha relación con Tudanca, la secretaria provincial de Burgos y portavoz de la Ejecutiva Federal, Esther Peña, lógicamente la ha compartido). ¿Paradójico? No tanto. Miriam, por lo demás antigua compi del alma de Ana Sánchez en Juventudes Socialistas, realmente de quien está en contra es de Pedro Sánchez, quien en su momento puso la proa a la continuidad de Villarrubia en el Congreso de los Diputados. Sucede que en política, como en otros órdenes de la vida, con frecuencia se adopta como aliados "a los enemigos de mis enemigos". ¿O no es eso, Miriam?
Pero la que se ha cubierto de gloria ha sido la diputada leonesa Andrea Fernández, quien, nada mas ser defenestrada como secretaria federal de Igualdad a raíz del nombramiento de Ana Redondo al frente del ministerio, fue fichada por Tudanca para la Ejecutiva Regional. Su mensaje en X afirmando que "no queremos un PSOE al servicio de la cosa nostra castellano y leonesa" (sic) se lo ponía a huevo al portavoz parlamentario del PP, Miguel Tellado: "Diputada nacional del PSOE señalando a la mafia que hay en su partido. Muy bien, Pedro, muy bien...".
Vista tamaña metedura de pata, Fernández ha tratado de arreglarlo diciendo que "la mafia que señalo es precisamente la mediática que se sostiene y sostiene al PP de Castilla y León garantizando un status quo corrupto". Cielo santo, me pregunto quién integrará esa "mafia mediática". ¿Se dará por aludido el coro mediático que nutre la "fachosfera" regional? Porque puede parecer fuerte lo de mafia, pero de "fachosfera" andamos bien servidos en periódicos, emisoras de radio y en la televisión autonómica de la señorita Pepis, esa que malpaga a sus trabajadores pese a embolsarse más de 20 millones de euros anuales inyectados por la Junta a fondo perdido...
En fin, retornando al hilo, si de verdad antepusiera los intereses generales y los del partido a los suyos propios, lo más digno que podría hacer Tudanca es despedirse este martes en el pleno de las Cortes como portavoz socialista y a renglón seguido presentar su dimisión irrevocable como secretario autonómico del PSOE. Nos ahorraríamos todos -y él se haría un favor a sí mismo- el patético espectáculo de un político desahuciado por su propio partido, un zombi absolutamente incapacitado para ejercer como jefe de la oposición frente a un "Fonsi" Mañueco al que cabe imaginar acariciando plácidamente al gato...