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Investigadores de la Universidad de Burgos han desarrollado un polímero fluorescente capaz de detectar la presencia de mercurio en muestras de pescado

Los profesores e investigadores de la Universidad de Burgos Tomás Torroba y José Miguel García Pérez han fabricado y desarrollado un polímero fluorescente, llamado JG25, capaz de detectar la presencia de mercurio en muestras de pescado.

Redacción BurgosNoticias 
22/02/2017 - 18:01h.
Foto: UBU
Foto: UBU

Una de las revistas científicas más prestigiosas Chemical Communications ha publicado este avance y los resultados de los estudios desarrollados por estos dos científicos vinculados a la UBU.

JG25 detecta los altos niveles de toxicidad y se ilumina en contacto con el mercurio en muestras de pez espada, atún y cazón. Según el investigador Tomás Torroba, "el polímero contacta con muestras extraídas directamente de pescado durante unos 20 minutos y, tras ser irradiado con luz ultravioleta, emite una luz azulada cuya intensidad es proporcional a la cantidad de metilmercurio y mercurio inorgánico presente en los peces".

La técnica se aplicó, mediante una sonda polimérica portátil que se puede usar in situ, en muestras de 2 gramos extraídas de diversas especies. La relación cuantitativa entre los niveles de mercurio en el pez y el incremento de la fluorescencia se verificó con un análisis químico (denominado ICP-Mass).

Los resultados revelan que los peces más grandes tienen cantidades más elevadas de mercurio: entre 1,0 y 2,0 partes por millón en pez espada, el atún y cazón; alrededor de 0,5 ppm en congrio y 0,2 ppm en panga. En el salmón de piscifactoría no se encontró esta sustancia nociva, ya que, aunque son pescados de gran tamaño y en la parte superior de la cadena trófica, en cautividad no hay presencia del metal.

Por encima de 0,5 ppm la contaminación en un alimento ya es considerable y esa cantidad es superada e incluso duplicada por varias de las muestras analizadas de atún fresco y pez espada en la Universidad de Burgos.

El mercurio es un metal tóxico que puede llegar al medio ambiente desde fuentes naturales, pero en las últimas décadas se han disparado sus concentraciones en zonas marinas y terrestres por los vertidos industriales. En la cadena alimentaria se presenta diluido en forma orgánica, como metilmercurio (MeHg+), o inorgánica, como el catión Hg2+.

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