OPINIÓN

Villalar, inmune a políticos necios e/o impostores

Demetrio Madrid en Villalar de los Comuneros
Demetrio Madrid en Villalar de los Comuneros

Inmune a las arremetidas de políticos necios y/o impostores. En 2026 se cumplen 50 años de la primera concentración ciudadana en Villalar de los Comuneros. Medio siglo, que se dice pronto. Y si algo ha quedado meridianamente acreditado en tan apreciable periodo de tiempo es que la celebración del 23 de abril en la villa comunera aguanta como los juncos de las lagunas que, aunque diezmadas, han sobrevivido a las tropelías urbanísticas perpetradas al rebufo del desarrollismo franquista.

Pedro Vicente
23/04/2025 - 10:45h.

Aquel Villalar del 76, convocado al grito de "Libertad, amnistía y Estatuto de Autonomía", nos regaló la iconografía de la Guardia Civil montada a caballo disolviendo a unos centenares de regionalistas entre los que se encontraba uno que años después ostentaría el cargo de gobernador civil. Y no fue degenerando, como aquel banderillero de la cuadrilla de Juan Belmonte. Se trataba de un catedrático de Historia, el salmantino José Luis Martín, que junto a su añorado colega Julio Valdeón y al hispanista francés Joseph Pérez, rescataron para la democracia los valores de la causa comunera.

Desde entonces, la concentración de Villalar ha conocido todo tipo de vicisitudes. Alcanzó su máximo esplendor a finales de los 70, cuando se cifraron en alrededor de 200.000 los asistentes. Durante el gobierno de Demetrio Madrid se institucionalizó, de suerte que el presidente de la Junta celebraba el día acompañado en la campa por varios presidentes de otras comunidades igualmente socialistas. Paralelamente, las Cortes aprobaron la ley que declaraba  la fecha del 23 de abril como fiesta oficial de la Comunidad Autónoma.

Pero en 1987 llegó a la presidencia José María Aznar, quién, aprovechando unos lamentables incidentes que ese año habían teñido de luto la fiesta comunera, decidió desvincular a la Junta de la celebración de Villalar, convocatoria que asoció a extremistas de todo tipo, incluidos algunos filoetarras. Eso sí, no contó con el apoyo de su socio de gobierno, el CDS de Adolfo Suárez, para derogar la fiesta del 23 de abril y desplazarla al 30 de mayo, día de San Fernando, como a él le hubiera gustado. Lo que sí hizo fue instaurar una celebración de la festividad oficial del 23 de abril de forma itinerante por las nueve capitales de provincia, con la entrega de los premios Castilla y León como elemento central de la efemérides. Sus sucesores al frente de la Junta, primero Jesús Posada y después Juan José Lucas, respetaron esa fórmula sin hacer acto de presencia en Villalar ningún 23 de abril.

Como quiera que, pese al repudio del gobierno autonómico, la cita en Villalar se mantuvo año tras año respaldada por la izquierda política y social, el resultado del invento aznarista fue la disociación entre la celebración oficial y la convocatoria popular. Así hasta que 15 años después, con Juan Vicente Herrera en el Colegio de la Asunción, el PP decidió poner fin a esa anomalía aviniéndose a crear la Fundación Villalar, institución residenciada en las Cortes llamada a partir de entonces a devolver la institucionalidad a la celebración comunera.

Con ese respaldo, más material que otra cosa, discurrió el 23 de abril en Villalar hasta que Ciudadanos, merced al pacto alcanzado con el PP para investir presidente de la Junta a "Fonsi" Fernández Mañueco, se hizo con la presidencia de las Cortes y entró en el gobierno autonómico. Nueva arremetida contra la fiesta de la comunidad de la comunidad que no se recordaba desde la rancia etapa aznariana. Con la excusa de que los de Albert Rivera llevaban en su programa electoral la supresión de los múltiples "chiringuitos" creados en la Administración Autonómica, el presidente de las Cortes, el indocumentado Luis Fuentes, la emprendió contra Villalar anunciando su propósito de suprimir la Fundación que llevaba su nombre, al tiempo que, muy ocurren él, se refirió a la fiesta del 23 de abril como el "día de San Ikea".

Fuentes no tenía potestad para cargarse la Fundación y no pudo hacerlo al carecer del apoyo necesario en el seno del Patronato, pero asestó un duro golpe a la misma, consiguiendo suprimir la palabra Villalar de su denominación y desvinculándola todo lo posible de la fiesta oficial del 23 de abril. Y ello, que ya hace falta ser necio, cuando se aproximaba la celebración del V Centenario de la revuelta comunera, conmemoración que no tuvo más remedio que asumir la desnaturalizada Fundación. A todo esto, en lugar de suprimirlos, Ciudadanos copó con afiliados y amiguetes todos los "chiringuitos" que pudo, que por cierto ahí siguen más o menos tal cual.

A pesar de todas esas puñaladas traperas, año tras año, contra viento y marea y en cifra estabilizada en torno a los 20.000 asistentes, la celebración de Villalar seguía celebrándose con toda normalidad, incluyendo la visita semiclandestina a primera hora de la mañana del presidente de la Junta, primero Herrera y después Mañueco.

Como no podía ser de otra forma, la última embestida contra este símbolo de la comunidad de Castilla y León ha corrido a cargo de Vox, que se hizo con la presidencia de las Cortes, y por ende con la de la Fundación, a través del pacto suscrito con el PP a cambio de permitir que Fernández Mañueco volviera a ser investido presidente. Era difícil empeorar la nefasta gestión (a todos los niveles) del trepa Fuentes, pero su sucesor al frente de las Cortes, el leonés Carlos Pollán, lo ha conseguido (tanto respecto al 23 de abril como al deterioro general de la institución parlamentaria).
Y en lo que respecta a Villalar, actuando con evidente mala fe, retirando este año a escasas semanas del 23 de abril el apoyo económico que prestaba a la convocatoria, que era el único lazo que unía a la antigua Fundación con la celebración popular en la campa comunera, a la que Pollán jamás ha asistido ni puñetera falta que hacía.

Un último golpe bajo y rastrero que no ha conseguido su objetivo, ya que la Junta ha tratado de limpiar su mala conciencia haciéndose cargo de la aportación suprimida desde las Cortes. Al alcalde de Villalar, Luis Alonso Laguna, habría que dedicarle un monolito en la campa en justa compensación por todos los ninguneos, desaires y zancadillas que ha sufrido, con infinita paciencia, a lo largo de sus dos etapas al frente del consistorio comunero.

Por si todo lo anterior fuera poco, pese a lavarse la cara supliendo el apoyo retirado por Pollán, a última hora el PP ha aprovechado la muerte del Papa Francisco para hacer de las suyas con una interpretación totalmente sui generis del luto oficial. ¿Cómo se explica que, en aplicación de dicho luto, se suspenda el acto institucional de entrega de los premios Castilla y León y esa misma noche se celebren los 12 conciertos programados en las principales ciudades de la comunidad a coste sospechoso de inflado por parte de nueva Fundación (chiringuito de libro) creada por la Junta?

No tiene explicación y abona a su vez la sospecha de que la Junta ha suspendido dicho acto para ahorrarse el bochorno vicario del paro convocado por los trabajadores de "Castilla y León TV", el canal autonómico privado subvencionado a toda pastilla por la Junta a mayor gloria de Mañueco y su gobierno. Y de paso, para rematar la jugada, "Fonsi" se ahorra este año el incordio de su visita semiclandestina a Villalar el 23 de abril, cosa muy de agradecer, eso sí, por los medios de comunicación obligados a prestar cobertura a su madrugadora presencia.

En fin, lo dicho al principio: por fortuna, la celebración del 23 de abril en Villalar está inmunizada contra los necios e/o impostores que parasitan las instituciones autonómicas. Si no fueran tan estúpidos, después de casi medio siglo habrían dejado de ser tan contumaces.

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